El martes 16 de julio se cerró un capítulo en la vida pública de todo el país, con la entrega de la constancia de mayoría a Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid, como gobernador electo de Baja California para el ejercicio 2013-2019.
Y digo que es un capítulo de todo México, porque al ser ésta la única elección en donde se ponía en juego una gubernatura, los procesos electorales de las otras entidades, en donde se celebraron comicios el pasado domingo 7 de julio, tuvieron una importancia relativa en comparación con este proceso.
Mucho se ha escrito sobre la importancia, relevancia, trascendencia y significado de esta elección. Fue el primer proceso después del regreso del PRI a los Pinos con Enrique Peña Nieto; Se trataba de una elección en donde la percepción ciudadana daba por descontado el triunfo del PRI; El PAN había tenido resultados muy adversos en los procesos locales de 2010 y federal de 2012 y la Alianza “Unidos por Baja California” se estrenaba sumando esfuerzos de diversos partidos por primera vez en la historia del estado, como lo son el PAN, PRD, PANAL y PEBC (Partido Estatal de Baja California).
Desde los primeros días de la campaña, empezó a advertirse lo que hoy es una realidad, los bajacalifornianos consideran que a nivel local los gobiernos del PAN han sido buenos para la entidad y, por ello, les refrendaron su apoyo por quinta ocasión ininterrumpida en lo que toca a la gubernatura del estado.
Hoy, el reto sigue siendo importante. El gobernador Kiko Vega tendrá una composición política estatal que exige de talento y trabajo, para lograr los acuerdos que son necesarios para sacar adelante las transformaciones que se requieren y las iniciativas que se propusieron en campaña.
Sólo dos ayuntamientos de los cinco del estado estarán gobernados por alcaldes que representan a la misma coalición del gobernador electo y, en el Ccongreso local, únicamente 12 de los 25 integrantes serán de los mismos colores que representó "Kiko" Vega.
Obviamente, no es la primera vez que un gobernador panista de Baja California tiene estas características, pero estamos apenas superando una experiencia devastadora con la supremacía del PRI en el Congreso del estado y la totalidad de los gobiernos municipales.
Los bajacalifornianos exigen un trabajo coordinado y respetuoso de todas sus autoridades. En la campaña se expresaron diversas ideas, propuestas, quejas y señalamientos respecto a los temas que la ciudadanía quiere que se atiendan y, también hay que decirlo, de las actitudes que les cansan de nuestras autoridades.
La oportunidad es enorme para sacar adelante estos retos. El liderazgo del gobernador electo, la fuerza política de su elección y el incentivo que existe para dejar atrás diferencias y trabajar de manera coordinada y con una actitud respetuosa, seguramente permitirán que todos los órdenes de gobierno y los diversos poderes avancen rápidamente en la agenda de transformación para Baja California.
Tampoco podemos dejar de mencionar que, normalmente, en la primera mitad de la gestión del ejecutivo estatal, los presidentes municipales tienden a tener una relación de mayor cordialidad con el gobernador, pues está lejos en esta etapa el proceso electoral y el mandatario se encuentra en la etapa más sólida de su liderazgo y la más intensa del impulso de su agenda pública.
Igualmente deberán sumarse con entusiasmo y generosidad los representantes y sectores productivos, empresariales, educativos y sociales en general. Los cambios son siempre tiempos propicios para renovar y fortalecer la relación entre gobierno y gobernados. La participación constante y responsable de la sociedad, a todos los niveles, desde el padre de familia en la escuela de sus hijos hasta las más influyentes Cámaras y Colegios en la construcción del Plan Estatal de Desarrollo, son los verdaderos motores de los cambios positivos que se dan en todas las sociedades.
La gestión del gobernador "Kiko" Vega coincide igualmente casi con la del presidente Peña Nieto, por lo que seguramente se podrá aprovechar también la implementación de la mayoría de los programas del gobierno federal que, hay que reconocer, están apenas en las etapas iniciales de implementación o las últimas de diseño, para beneficio de los sectores del estado.
A cerrar filas pues, a trabajar todos juntos, finalmente, hay que reconocer que es lo que ¡La Gente Manda!
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