El pez Totoaba, bautizado como la “cocaína del mar” por su alto valor en el mercado negro de China, ya no es una especie en peligro de extinción, por lo que su buche, al que se le atribuyen propiedades medicinales podría ser comercializado de manera legal en el Alto Golfo de California, informó Pablo Arenas, director general del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca).
En entrevista, el doctor en en Administración y Conservación de Pesquerías explicó que después de una investigación de dos años y una confrontación académica, se cuenta con un estudio “sólido científicamente e impecable”, que establece claramente que la Totoaba puede ser aprovechada comercialmente de manera sustentable.
De esta forma, se quitaría presión a la vaquita marina, que muere ahogada en las redes ilegales que se colocan en su hábitat natural para capturar al pez Totoaba, en veda desde el primero de agosto de 1975, y que es traficado por bandas del crimen organizado.
“El Inapesca ya hizo un estudio de Totoaba, ya revisado por la academia, muy próximo a ser publicado, donde encontramos que no está en riesgo de extinción, y esta definición de no estar en riesgo de extinción permitiría comercializar los productos de la Totoaba nacionalmente, y si movemos esta definición también en CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), eventualmente se podría exportar legalmente el buche de la Totoaba”, apuntó.
Pablo Arenas detalló que una vez publicado el estudio, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), estará en posibilidades de sacar a la Totoaba de la lista de especies protegidas o bien moverla de categoría en la Norma Oficial Mexicana 059, con el fin de abrirla a la pesca deportiva para beneficio de las comunidades ribereñas de San Felipe, Baja California y el Golfo de Santa Clara, Sonora.
“Hemos hablado de muchas modalidades que se podrían hacer, rifas de permisos, de que el propio gobierno subaste, o guarde de alguna manera los buches, en fin eso ya es pura especulación, pero la posibilidad ahí está porque el estudio ya dijo con toda claridad: no está en peligro de extinción”, manifestó.
En la actualidad, un pescador furtivo recibe cuatro mil dólares a pie de playa por una vejiga natatoria o buche de pez Totoaba de un kilogramo, alrededor de 77 mil pesos.
El mismo buche ya seco y puesto en un mercado de China alcanza un precio de hasta 60 mil dólares, es decir, más de un millón de pesos.
Artes de pesca sustentables
Contrario a lo que aseguran los pescadores del Alto Golfo de California, el director general del Inapesca afirma que las artes de pesca alternativas y sustentables para el hábitat de la vaquita marina ya existen y están listas para ser utilizadas en esta próxima temporada de camarón que inicia el martes 24 de septiembre.
Destacó que la llamada Suripera y Chango Ecológico fueron probados, modificados y validados por el Grupo de Expertos en Tecnologías Pesqueras (ECOFT), pero no son aceptados por las comunidades y cooperativas porque piensas que el gobierno ya no les otorgará otro tipo de apoyos.
En este sentido, reveló que existe la posibilidad de entregarles una compensación económica complementaria y que este tema se ha abordado con el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos e incluso con el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Esa es la alternativa que hay y yo estoy seguro, porque lo hemos comentado incluso a nivel del secretario, del propio presidente, que si ellos usan estas artes de pesca autorizadas, legales, verificadas, podrán tener una suerte de incentivo adicional por la captura que no puedan tener, pero ahí es donde estamos, no ha habido todavía esta aceptación”, señaló.
Pablo Arenas reconoció que con la Suripera y el Chango Ecológico, los pescadores ribereños tendrían una captura de apenas el 30 por ciento de lo que estaban acostumbrados a obtener hasta antes de mayo de 2015, cuando se prohibió toda actividad en el mar con el fin de proteger a la vaquita marina.
Aunque argumentó que se puede pescar una cantidad totalmente comparable con las redes de enmalle autorizadas hasta antes de la veda, de entre 200 y 400 metros, pero nunca con las que en realidad utilizaban las embarcaciones menores de hasta dos kilómetros de longitud que siempre han sido ilegales.
Sobre la propuesta de líderes de pescadores de utilizar el llamado Tendal Camaronero, una red de enmalle hecha con un monofilamento muy delgado, el director general del Inapesca indicó que después de realizar pruebas se comprobó que puede capturar vaquitas marinas, por lo que se descartó por parte del grupo de expertos.
Medidas excesivas
Durante la conversación, Pablo Arenas consideró que fue excesivo decretar el cierre total de la pesca en el Alto Golfo de California durante la pasada administración federal, porque después de varios cruceros de investigación se pudo comprobar que las pocas vaquitas marinas que quedan se encuentran en un polígono muy restringido.
“Todas las acciones que hemos hecho han sido complicadas, han sido en ocasiones, sí contradictorias o excesivas, por ejemplo, el área del refugio de la vaquita se estableció sin tener un estudio sólido y concreto de dónde estaban las vaquitas”, manifestó.
Ante esta situación, opinó que se debe modificar el decreto y permitir la pesca sin restricciones, con todo tipo de redes, en la zona donde no hay presencia del mamífero marino en mayor peligro del mundo, del que sólo quedan entre 6 y 19 ejemplares.
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