Un estudio realizado por científicos mexicanos establece que históricamente los hábitos de alimentación de la vaquita marina no tienen variaciones, ni modificaciones importantes en la composición de sus presas.
La investigación descarta que los cambios en la salinidad y
temperatura en el Alto Golfo de California por la colocación de represos en el río Colorado afecten la productividad biológica de la región.
Tras analizar 33 fragmentos de huesos de vaquita marina, los expertos establecieron que esta pequeña marsopa endémica se continúa alimentando de organismos bentónicos, es decir, que se entierran en la arena, como almejas, caracoles y moluscos, así como aquellos que se adhieren a las rocas, mejillones, anémonas y crustáceos o los que caminan sobre el fondo marino como poliquetos (gusanos) y cangrejos.
Además de especies pelágicas pequeñas como pulpos, calamares, anchoas, peces de arrecife, palometa, mojarra manchita y chambo, entre muchas otras.
De acuerdo con el estudio revisado por pares y publicado en plataforma ScienceDirect, la vaquita marina ocupa el lugar más alto en la red alimentaria o trófica del Alto Golfo de California, con depredadores móviles oportunistas como orcas o tiburones blancos.
Los especialistas del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del IPN (CICIMAR); Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), y del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD), advierten que la principal causa de mortandad de la vaquita marina es la captura incidental por el uso de redes de pesca ilegales.
En este sentido, recomiendan “encarecidamente”, además de continuar regulando las pesquerías y el uso de artes de pesca, impulsar estrategias de conservación para proteger la biodiversidad del Alto Golfo de California y las 10 vaquitas marinas que aún sobreviven.
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