El reciente caso de la hembra de mono saraguato amputada, tras resultar electrocutada en Balancán, Tabasco, parece repetición de lo ocurrido entre julio y agosto de 2020, con el llamado “oso amistoso” de Monterrey, Nuevo León, que fue castrado y desterrado a Chihuahua, tras tomarse una selfie con una visitante del Parque Ecológico Chipinque.
Dos ejemplares de especies en peligro de extinción, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana 059, que pusieron en evidencia la falta de protocolos de actuación, capacitación y compromiso del personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
La diferencia es que en el expediente del oso negro castrado en su etapa juvenil, hubo serias implicaciones administrativas y penales para los servidores públicos involucrados, y en el caso de la hembra de mono saraguato en edad reproductiva, amputada completamente de la mano izquierda y de dos dedos de la mano derecha, la Profepa apuesta hasta el momento por la opacidad, la falta de información y el olvido.
Hace cuatro años, el “oso amistoso” de Monterrey, con el arete de identificación número 34, fue capturado tras interactuar con una turista y trasladado a la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), donde médicos veterinarios realizaron la cirugía, para luego enviarlo fuera de su hábitat natural, a un rancho en Sierra del Nido, Chihuahua.
El argumento fue que el ejemplar de 97 kilogramos, representaba un peligro, porque había perdido el miedo a los humanos, en su afán por encontrar comida, y no era la primera vez que se acercaba a las personas.
La polémica por la actuación de la Profepa, que castró al ejemplar para que supuestamente no le hiciera competencia a los osos en su nuevo hogar, generó una ola de reclamos por parte de organizaciones de la sociedad civil y activistas, que desencadenó la renuncia de Martín Vargas Prieto, director general de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre, Recursos Marinos y Ecosistemas Costeros.
La entonces procuradora federal de Protección al Ambiente, Blanca Alicia Mendoza Vera, señaló al funcionario como el responsable de autorizar la castración del oso negro, sin contar con una justificación técnica por escrito.
Además, presentó una denuncia penal contra Martín Vargas Prieto, ante la Fiscalía General de la República (FGR), por delitos contra la biodiversidad y daños a una especie "En Peligro de Extinción”, con una carpeta de investigación que todavía sigue abierta.
Mientras que el proceso administrativo de la Profepa contra los presuntos responsables, concluyó el 16 de febrero de 2024, con sanciones económicas para tres funcionarios de la dependencia, incluidos dos inspectores federales, tres de la UANL y uno del Gobierno de Coahuila, que van desde los 21 mil pesos hasta los 499 mil pesos.
De igual forma, los siete servidores públicos fueron inscritos en el Padrón de Infractores Ambientales, para que no puedan trabajar en un futuro con fauna silvestre.
Por su parte, el “oso amistoso”, al que también le colocaron un collar de rastreo satelital, escapó meses después de ser trasladado al rancho en Sierra del Nido, y durante cerca de medio año anduvo desaparecido, hasta que fue visto y capturado nuevamente en 2021, para ser enviado al Zoológico de Coahuila, donde permanece encerrado hasta el día de hoy, lejos de su entorno natural.
La historia se repite
Se solicitó desde el jueves de la semana pasada, una entrevista con la nueva titular de la Profepa, Mariana Boy Tamborrell, con el fin de esclarecer lo sucedido con la hembra de mono saraguato, que fue amputada horas después de llegar a la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), "Los Susurros", ubicada en Palenque, Chiapas.
Hasta ahora no habido respuesta a preguntas tan básicas como: ¿Por qué la representación de la Profepa en Tabasco, tardó 48 horas en brindar auxilio al ejemplar?, ¿Por qué los inspectores de Profepa trasladaron a la hembra de mono saraguato a la UMA “Los Susurros" en Chiapas, cuando había mejores opciones?
Y tal vez lo más importante, ¿Quién tomó la decisión de amputar las manos del ejemplar?, ¿A qué expertos se consultaron para llegar a esta conclusión?, ¿Se cuenta con la justificación técnica por escrito?, ¿Semarnat avaló esta amputación?
También se requiere saber ¿Por qué la Dirección General de Vida Silvestre (DGVS), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), no ha tomado cartas en el asunto?, aún cuando se trata de una especie prioritaria en peligro de extinción.
Conservación de la Biodiversidad del Usumacinta A.C. (COBIUS), pidió apoyo a Profepa-Tabasco desde el lunes 25 de noviembre para que el ejemplar pudiera recibir atención médica especializada de manera urgente y dos inspectores federales fueron enviados a recogerlo hasta el miércoles 27 de noviembre.
Fuentes consultadas por este diario, revelaron que “Los Susurros”, en Chiapas, es una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre muy pequeña, sin recursos humanos ni materiales para atender una emergencia de este tamaño, además de que sus dos veterinarias sólo tienen experiencia en ganado y pequeñas especies.
De acuerdo con COBIUS, la hembra de mono saraguato de 4.7 kilogramos de peso, tenía heridas profundas en ambas manos con exposición de tendones y huesos, fracturas y quemaduras de tercer grado.
Pero a pesar de ello, “se encontraba muy activo y con ganas de vivir, al grado que aceptó alimentación asistida por parte de su equipo, que lo mantenía con medicamentos para aminorar el dolor y evitar infecciones”, mientras llegaba la ayuda.
En su momento, médicos especialistas de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM), advirtieron que en este tipo de casos, el tiempo juega un papel muy importante, ya que se necesitaban sacar Rayos X a la paciente para ver cómo estaban las fracturas, y preparar todo lo necesario para realizar de inmediato una cirugía reconstructiva y de regeneración de tejidos.
Incluso, Ernesto Zazueta, presidente de la AZCARM, ofreció correr con todos los gastos de atención médica, cirugía y rehabilitación para que la hembra de mono saraguato, pudiera regresar con los suyos.
Hay que recordar que entre los meses de mayo y junio, 286 monos saraguato murieron tan sólo en Tabasco, debido a golpes de calor por la sequía, incendios forestales y pérdida del hábitat.
Para darnos una idea de la gravedad de lo ocurrido, un artículo científico publicado en la reconocida revista internacional American Journal of Primatology, advierte que el 31 por ciento de los monos saraguato de la región de Chontalpa, en Tabasco, perdieron la vida durante este lamentable episodio que sucedió en el verano de 2024.
Ahora la hembra de mono saraguato amputada tras electrocutarse con cables sin recubrimiento colocados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dentro de su hábitat natural, en Balancán, Tabasco, pasará el resto de sus días, en el mejor de los casos, en una jaula, sin la posibilidad de reproducirse ni realizar actividades tan básicas como trepar o balancearse en un árbol.
(Ernesto Méndez)
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