En lo que va de 2020, 11 mil habitantes de la CDMX murieron por mala calidad del aire

Contador Contaminación
Sección: 
Metrópoli

En la primera mitad de 2020 y a pesar del prolongado confinamiento por la pandemia del Covid-19, la contaminación del aire por partículas suspendidas PM2.5 y dióxido de nitrógeno (NO2), provocó la muerte prematura de 11 mil personas en la Ciudad de México y pérdidas económicas por un monto de cinco mil 600 millones de dólares, de acuerdo a una herramienta desarrollada por Greenpeace y la firma IQAir AirVisual.

El contador de contaminantes en tiempo real revela el impacto de la contaminación del aire en las 28 ciudades más grandes del mundo desde el 1 de enero de 2020. 

De acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la Termoeléctrica de Tula, Hidalgo que trabaja con combustóleo, que es el desperdicio de la refinación de petróleo, es la fuente fija que genera más partículas suspendias PM2.5 en el Valle de México, mientras que el dióxido de nitrógeno está relacionado con el tráfico vehícular y la industria.

"A medida que los gobiernos buscan reconstruir sus economías, hoy es más importante que nunca que las inversiones se dirijan hacia una industria ecológica y sostenible. En lugar de alargar la vida de la industria de los combustibles fósiles, debemos invertir en fuentes de energía renovables como la eólica y la solar, que son mucho más viables económicamente a largo plazo. Es ahora el momento de alejarse rápidamente de los combustibles fósiles contaminantes, para nuestra salud y para la sociedad ", advirtió Avinash Chanchal, activista por el clima de Greenpeace India.
 
De las 28 ciudades estudiadas, Delhi experimentó la tasa de mortalidad per cápita más alta debido a la contaminación del aire. La herramienta revela que la contaminación del aire tuvo un costo importante en la economía de la ciudad, resultando en aproximadamente tres mil 500 millones de dólares en los últimos seis meses, equivalente al 5.8 por ciento de su PIB.

Greenpeace México recordó que hay pruebas sólidas de que la exposición a la contaminación del aire a largo plazo aumenta el riesgo de infecciones graves y muerte por Covid-19.

Algunas ciudades como Manila y Beijing registraron una mejora temporal en la calidad del aire debido a la reducción de la actividad humana durante la cuarentena.

Lamentablemente, por la dependencia a los combustibles fósiles, estos avances se fueron revirtiendo conforme comenzaron a levantarse las restricciones de movilidad de las personas.
 

 

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