La industria cervecera nacional exporta más de tres mil millones de litros anuales de la bebida con lo que ocupa el primer lugar de ventas a nivel mundial y tiene la perspectiva de incrementar en 50 por ciento su demanda en la próxima década, por lo que requiere aumentar la producción de cebada maltera en México bajo una estrategia ecológica y económicamente sustentable.
De ahí la preocupación de la agroindustria por hacer crecer la oferta interna del grano, manteniendo un precio competitivo en el mercado, pero a la vez, que resulte atractivo para los productores, en términos de utilidad.
En la búsqueda de alternativas para mejorar la proveeduría nacional, seguir abasteciendo al sector en su expansión internacional y mantener la autosuficiencia de la cebada, Biofábrica Siglo XXI estableció parcelas piloto en el estado de Zacatecas, con el objetivo de hacer más atractivo el cultivo para los productores e incrementar su oferta con la calidad requerida por la industria.
Marcel Morales Ibarra, experto en bioinsumos y director de la firma, explicó que en México se siembran alrededor de 350 mil hectáreas de cebada, con una producción anual de más de un millón de toneladas, lo que significa que el rendimiento medio es inferior a tres toneladas por hectárea.
Detalló que en Zacatecas se implementó un paquete tecnológico recomendado por una de las principales cerveceras del país, y otro aplicando biofertilizantes, que al final del ciclo arrojaron rendimientos de 5.6 toneladas por hectárea, en el primer caso, y de 5.9 toneladas por hectárea con el uso de microorganismos benéficos, equivalente a un aumento del cinco por ciento en la producción.
Comentó que en el análisis de costos, el testigo con método tradicional tuvo un gasto de 21 mil 800 pesos por hectárea y con biofertilizante de 17 mil 800 pesos, es decir, que la inversión se redujo en 20 por ciento.
El resultado fue una utilidad neta del productor de 10 mil 200 pesos por hectárea en la parcela común, frente a 15 mil 800 pesos con biofertilizante, que se traduce en un incremento del ingreso neto al productor de 55 por ciento.
Otro aspecto relevante es que la calidad del grano se mantuvo, ya que en ambos casos se recibieron 520 pesos por tonelada como sobreprecio, así que no hubo deterioro de la calidad que demanda la industria.
Añadir nuevo comentario