La fama llega cuando se demuestra ser el mejor en alguna especialidad, de ahí en adelante llegan más triunfos deportivos, morales y por supuesto, económicos; el nombre del campeón olímpico queda en el recuerdo de los mexicanos. El deportista continúa su vida con altas y bajas, algunos llegan a consolidar una vida plena, otros caen en el abandono, el alcoholismo o las enfermedades crónicas, que al final acaban con su vida, esa competencia, aunque hayan sido los mejores, tarde o temprano la pierden.
El más reciente de los deportistas mexicanos fallecidos, es el campeón olímpico de equitación por equipos en Londres 1948, Alberto Valdéz, quien dejó de existir este domingo 14 de abril a los 94 años de edad de causas naturales. Este atleta mexicano subió al podio de honor junto al legendario Humberto Mariles y Rubén Uriza, en un momento que quedó grabado en la memoria nacional.
Antes sobrevinieron las muertes sorpresivas del andarín mexicano, plata en Sidney 2000, Noé Hernández, víctima de una agresión violenta y cuya muerte sobrevino días después de ser dado de alta del hospital. Luego llegó sin avisar, la muerte de la pesista y ganadora de la medalla de oro en Sidney 2000, Soraya Jiménez, víctima de una enfermedad que detuvo su corazón.
También dejó de existir en octubre de 2011, el pugilista olímpico mexicano, Héctor López Colín, a la edad de 44 años, víctima de un infarto al miocardio cuando dormía. López Colín conquistó la medalla de plata a los 17 años, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 94, tras haber sido derrotado por el italiano Mauricio Stecca, en una polémica pelea, donde se dice, le robaron el triunfo.
En mayo de 2011, se fue otro de los atletas mexicanos, Joaquín Pérez de las Heras, quien murió de causas naturales a la edad de 75 años. El olímpico de equitación, obtuvo dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 en la categoría individual y por equipos.
En mayo pero de 2010 se fue otro grande del olimpismo nacional, Joaquín Capilla Pérez, quien se consagró en los clavados olímpicos, al ser el mexicano que más medallas ha ganado. Fue en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 donde se colgó dos medalla de bronce. En los Juegos de Helsinki en 1952 volvió a entregar a México otra presea, esta ocasión fue de plata, pero no quedó ahí su racha triunfadora, asistió a los siguientes juegos en Melbourne, Australia en 1956 y ahí se consagró con la medalla áurea.
Años después, su fama y fortuna fueron desapareciendo y cayó en el alcoholismo. Al perder su patrimonio quedó en el abandono pero un año antes de morir, a los 81 años de edad, le fue otorgado el Premio Nacional del Deporte 2009, por el entonces presidente Felipe Calderón.
Seis olímpicos mexicanos, que ya descansan en paz, después de hacer vibrar a todo un pueblo con sus triunfos.
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